Desliza suave por su cuerpo
las palabras que ayer significaban tanto.
Es una corriente, un sin fin de sensaciones.
Sus lados tocan la piel y despiertan los sentidos,
cada una de sus puntas le roba a los poros
la privacidad de los latidos.
En su sangre ahora viajan momentos bien vividos,
recuerdos mal sentidos que dilatan la pasión.
Y bajo su piel, eternos vivirán
pobres ratos de un cariño
que las palabras no pueden acariciar.
Por Carolina Gonzalez (Carolina Portilla Garcés)
Colombia – Enero de 2000
(Editado en Julio 17 de 2015)
