Y me quede mirándote
como se mira al océano sin olas,
como sí fueses desierto sin aire,
y cielo sin tormenta
Te observé sin reservas.
Eras ojo de huracán,
tranquilidad después de la proeza,
respiración profunda y con firmeza.
Eras espacio sin gravedad,
vapor de agua densa,
superficie de luna eterna,
brillantez, refulgencia.
Enajena fue la riqueza.
Tu existencia plena, aún me ciega,
y ante el oscurecer de emociones,
aún mi alma te observa.
Por Carolina Gonzalez (Carolina Portilla Garcés)
#carolinaswords
Febrero 15, 2019