Enlagunado el cerebro está
y se dedica a flotar,
en ningún tiempo,
en ningún espacio.
En el silencio esta adormecido
y sin recelo
divaga por la oscuridad de los sentidos.
El aire sin aroma
le mueve en dirección contraria,
en dirección opuesta
a las huellas de sus recuerdos.
Enlagunado el cerebro está
y sólo se resigna a divagar.
Por Carolina Gonzalez (Carolina Portilla Garcés)
Colombia – 1999
