Y sus ojos iluminaron mi alma
con tan sólo mirar a mí entristecida calma.
En un segundo descifró mis dudas
y abrió las puertas de innumerables rutas.
Sentí desaparecer el miedo
al disfrutar el calor de un azucarado beso.
Con su presencia desvaneció las dudas
y con sus palabras, preguntas profundas.
Con su cariño me fue envolviendo
y en un dulce sueño hoy estamos viviendo.
En un instante me brindó tranquilidad
aquella que determina la felicidad.
Por Carolina Gonzalez (Carolina Portilla Garcés)
Marzo de 2015 – Actualizado en Enero de 2016
Leave a comment